Contar con una mascota en la oficina cambia el ambiente laboral. Su presencia alegra el lugar y me ayuda a reducir el estrés mientras trabajo. Sus travesuras y cariño me recuerdan disfrutar el momento. Además, promueve la interacción entre compañeros, generando un ambiente más colaborativo y amigable. La presencia de mi mascota hace que mi día sea más dinámico y contribuye a un ambiente positivo para todos. Es un recordatorio constante de los pequeños placeres de la vida y la importancia de cuidar a quienes nos cuidan.