Salario mínimo: ¿qué les espera a las empresas colombianas?

La negociación del salario mínimo en Colombia para 2025 es un tema de gran relevancia tanto para los trabajadores como para las empresas. Un incremento del 6,2%, que llevaría el salario mínimo a $1.380.600 pesos parece ser la propuesta central en la mesa. Sin embargo, más allá de los números, esta decisión tiene implicaciones profundas para el tejido empresarial colombiano que se enfrenta a un contexto económico desafiante.

Ante ello, Rodrigo Cifuentes, socio líder de Deal Advisory y Giovanni González, supervisor del área Legal de BDO en Colombia, presentan algunos puntos de reflexión sobre el aumento del salario mínimo para el 2025.

Factores claves

Proteger el poder adquisitivo de los trabajadores es una prioridad en un país donde la inflación golpea severamente los ingresos de las familias, sin embargo, es crucial cuestionarse ¿cuál será el costo de esta “protección” para las empresas? Esto, tendiendo en cuenta que el 90% de la economía del país está compuesto por pequeñas y medianas empresas (pymes) y que el incremento significativo del salario mínimo puede ser devastador para estas empresas si no se gestiona de manera correcta.

De igual manera es importante considerar elementos como el impacto de un aumento alto de cara a la inflación del próximo año, el peso de los salarios dentro del Productor Bruto, la productividad laboral y los posibles nuevos costos laborales con ocasión a la reforma laboral que actualmente se tramita en el congreso.

¿Cuál es el impacto en las empresas?

Para muchas empresas, especialmente las pymes, estos ajustes pueden significar una presión insostenible sobre sus flujos de caja. Por ejemplo, una empresa con 50 empleados que devengan el salario mínimo enfrentará un aumento en costos laborales de al menos $500 millones de pesos al año. Esta cifra es desalentadora para organizaciones con márgenes de rentabilidad limitados.

Además, sectores como el comercio minorista, la agricultura y el transporte, donde los márgenes ya son reducidos, enfrentarán una erosión significativa de sus ganancias. Según datos de la ANDI, estos sectores podrían ver una caída en sus márgenes netos de entre un 3% y un 5%, lo que limita su capacidad de reinversión y crecimiento.

El impacto no termina ahí. Ante estas presiones, muchas empresas se verán obligadas a recurrir al endeudamiento para cubrir sus costos operativos. En un entorno de altas tasas de interés este endeudamiento resultará costoso y aumentará los riesgos financieros, especialmente para las pymes.

¿Cómo enfrentar el reto?

Es evidente que el incremento del salario mínimo para 2025 plantea desafíos importantes, pero no es un problema sin solución. Las empresas deben adoptar estrategias proactivas, como optimizar costos, incrementar la productividad e innovar en sus procesos. Paralelamente, el gobierno debe asumir un rol clave implementando políticas públicas que incentiven la eficiencia operativa y fortalezcan la capacidad de adaptación de las empresas.

El diálogo social también será fundamental. Un acuerdo equilibrado que contemple las necesidades de los trabajadores y las capacidades de las empresas es esencial para garantizar que este ajuste contribuya al desarrollo económico sostenible del país.

El incremento del salario mínimo no es solo un número; es un reflejo de las prioridades del país y de su capacidad para equilibrar el bienestar social con la sostenibilidad empresarial. Este es un momento clave para repensar la forma en que Colombia puede construir un modelo económico inclusivo que beneficie a todos. 
 

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